Introducción                   
        Leer  3:13-18. El tema de este pasaje es la sabiduría (nombrado 4 veces). La  verdadera sabiduría no tiene nada que ver con la experiencia técnica o la  perspicacia financiera o la educación académica. Tiene que ver con saber cómo  aplicar la verdad de Dios a la vida y, específicamente, en cómo  relacionarse con otras personas  apropiadamente. Como todos sabemos, es posible y común que una persona sea un  genio en lo primero y sin embargo ser un fracaso en lo último. 
        Leer  vs.13,18. Si quieres saber cómo lo estás en cuanto a la sabiduría que realmente  importa, Santiago dice que te preguntes a ti mismo. “¿Qué caracteriza mis  relaciones con las demás personas?” ¿Están plagados de feos conflictos y  rompimientos, distancia y superficialidad, o están generalmente caracterizadas  por preocupación amorosa, aumento en la confianza y resolución satisfactoria de  los problemas que aparecen? Para ayudarnos en esta área, Santiago describe dos  tipos de sabiduría las cuales nos conducen a dos tipos de resultados  diferentes.                   
        Dos Ideas Equivocadas  Con Respecto al Conflicto
        Debemos ser cuidadosos aquí, o podemos enredarnos con ideas no  bíblicas que distorsionarán nuestro entendimiento de lo que Dios está tratando  enseñarnos en esta área.
        “Todos los conflictos son  malos.” Existen dos tipos diferentes de conflicto.
        Conflictos orientados a temas es un  desacuerdo o un debate sobre un tema determinado (lo que es correcto/verdadero;  la mejor manera de hacer algo; si existe un problema; etc.). Dependiendo de  cuán importante el tema es, estos conflictos pueden ser muy enérgicos. Este  tipo de conflictos es bueno y, en realidad, necesarios para aprender, motivar,  etc. La Biblia está llena de ejemplos de este tipo de conflicto (Hechos 15;  Gálatas 2) que conducen a buenos resultados.
        El tipo de conflictos que está condenado por la Biblia es el conflicto egocéntrico, o el conflicto  que proviene de deseos y motivos que son egoístas y que causan heridas. De esto  está hablando Santiago en este pasaje.
        “El conflicto egocéntrico  siempre se puede evitar o se puede resolver.” Debido a que la gente tiene  libre albedrío y son pecadores, no podemos concluir que alguien no es sabio  sólo porque otros tienen conflictos egocéntricos con él (PADRES CON HIJOS  PEQUEÑOS). Jesús era el recipiente de este tipo de conflicto a través de su  ministerio público debido a la envidia de los líderes religiosos, pero él nunca  pecó en ninguna parte de este conflicto. Por esta razón, Pablo dice “Si es posible, en la medida que dependa de  ti, busca la paz con todos.” (Romanos 12:18).
        Pero podemos aprender a evitar iniciar un conflicto egocéntrico  nosotros mismos.  Podemos aprender a no  llevar un conflicto que está orientado a temas hacia un conflicto que es  egocéntrico. También podemos aprender a no responder de la misma manera al  conflicto egocéntrico que proviene de los demás dirigido a nosotros (1Corintios  4:12b-13ª; 2Tim.2:24-26), y de ese modo hacer más fácil para que la otra  persona resuelva su problema egocéntrico apropiadamente. Aquí es donde debería  estar nuestro enfoque, y la mayoría de nosotros puede colocarse en esta  posición para hacer mucho progreso en esta área. Cuando hemos aprendido esta  sabiduría, aún podemos tener implacables enemigos por colocarnos de lado de lo  verdadero, pero a menudo ellos se reconcilian más tarde, y tendremos muchas  relaciones duraderas en el tiempo con los que han resistido temporales y se han  hecho más fuertes a través de los años. 
        Sabiduría desde Abajo  (vs.14-16)
        Leer vs.14 al 16, Santiago nos dice que la “sabiduría” que conduce  a conflicto egocéntrico proviene de nuestras naturalezas caídas (“terrenales,  naturales”) y finalmente de Satanás mismo (el egomaniaco por excelencia).  Tiene su propia lógica caída. Este pasaje,  junto a muchos otros ,  detalla las fuentes de motivación y lógica del conflicto egocéntrico.
        Celos/Envidia. “Tú tienes lo  que yo deseo/merezco y te reciento por ello.” (APARIENCIA; DONES; CÓNYUGE;  NIÑOS; EDUCACIÓN; POSICIÓN SOCIAL)
        Ambición egoísta: “Tú estás  bloqueando lo que yo quiero conseguir, así que estoy enojado contigo.” Esto  puede tomar dos formas:
        Rivalidad: “Eres mi  enemigo porque tú quieres alcanzar el mismo objetivo que yo deseo.”  (“competitividad” vs. “unión cooperativa”)
        Rebeldía: “Tú eres mi  enemigo porque tú ocupas la posición que yo deseo.”
        Expectativas no cumplidas: “No me diste lo que yo deseaba, así que  estoy herido, enojado, con ira, etc.” (A MENUDO SON EXPECTATIVAS NO REALISTAS:  SEGURIDAD; ESCAPE DE LAS CONSECUENCIAS DE MALAS DECISIONES; MEJORES AMISTADES;  LEYENDO LA MENTE DE MIS DESEOS).
        Ofensas que no han sido  perdonadas: “Me engañaste, así que tengo el derecho a hacerte pagar.”
        Críticas que se toman en forma  personal: “Heriste mis sentimientos cuando me criticaste, así que tengo  esto en tu contra.”
        Los conflictos egocéntricos se manifiestan de diversas maneras,  dependiendo de nuestra personalidad, nivel de madurez, etc. Pero el resultado  final, como lo dice Santiago, es “desorden y cada cosa mala.”
        MANIFESTACIONES INTERNAS:
        
          - Rumiando las “ofensas”
 
          - Ensayando la venganza
 
          - Alegría cuando los       otros se enfrentan a la derrota/fracaso/mala fortuna; ira/rabia cuando       experimentan éxito/buena fortuna
 
          - Muy crítico en las       interpretaciones de sus motivos y acciones
 
          - Echándoles la culpa de       nuestra amargura por su trato con nosotros
 
        
        MANIFESTACIONES  EXTERNAS
        
          - Arranques de iras
 
          - Amenazas       excesivas/punitivas
 
          - Conducta pasiva/activa:       rehúsa cooperar cuando es posible; “ley del hielo”
 
          - Evita/se retira de la       relación
 
          - Murmuración/difamación
 
        
        Esto rasca donde a uno le pica, ¿verdad? Este tipo de mugre  enturbia dentro de todos nuestros corazones, y ¿quién puede decir que no le  abrimos paso a esto de vez en cuando? Pero si este es un patrón que caracteriza  nuestra forma de relacionarnos con la gente, la Biblia dice que esto prueba que  estamos viviendo en un estado muy carnal (1Corintios 3:3).
        Cómo Alcanzar la Sabiduría  desde el Cielo (3:17-4:2)
        Establece una relación de  amor y confianza con Dios como tu relación principal (4:1-2). ¿Qué tiene que  ver esto con llevarse bien con otras personas? ¡Mucho! La Biblia constantemente  enfatiza que la clave para el éxito en las relaciones con las demás personas es  relación exitosa con Dios, por lo tanto el fracaso en la relación con los demás  es un síntoma de una relación ausente o deficiente con Dios.
        ¿Cómo funciona esto? El Dios de la Biblia es el único que puede  satisfacer mis necesidades de seguridad, dirección, propósito, perdón, etc. Él  es, a la vez, amoroso y soberano, él está absolutamente comprometido con mi  bienestar y es capaz de trabajar con ese objetivo en cada situación. Los  conflictos egocéntricos ocurren esencialmente debido a que miro a otras  personas en vez de mirar a Dios para que provea mis necesidades para mi vida  (EJEMPLOS: conflictos de relaciones co-dependientes; ira debido al criticismo;  perdón por ofensas; conflictos por lucha de poder).
        Santiago está señalando  exactamente esto en 4:1-2 (leer y explicar). Sólo en la medida que confío en Dios para  satisfacer mis necesidades a su manera y en su tiempo, puedo relacionarme con  los demás de maneras saludables (por ej. Como oportunidades para servir y/o  como agentes de la provisión amorosa de Dios y/o aprendiendo).
        EVANGELIO: Esto comienza  sólo cuando recibes a Cristo.
        CRISTIANOS: Nuestro éxito  en relacionarnos con los demás estará directamente conectado con un progreso  continuo de confiar en el amor soberano de Dios.
        Responde apropiadamente a la  convicción de Dios con respecto a las actitudes en las relaciones egocéntricas  (3:14).   En vs.14, Santiago  nos previene  que tenemos una tendencia a racionalizar estas actitudes.  Esto es tan feo que nos horrorizamos y nos  avergonzamos de aquellas, así que nuestro primera reacción será normalmente  negarlas o justificarlas (EJEMPLO). Esto sólo permite que crezca, como un  CANCER que ignoramos.
        Sólo, delante de Dios, necesitamos reconocer la verdad con respecto a nuestra actitud hacia las demás  personas, la motivación que hay detrás, y luego apartarse de esta actitud, pidiéndole a Dios que nos ayude con  esto.  Esto puede tomar algún tiempo para  llegar a ser honesto con uno mismo, admitir la verdad y decidir que uno se  apartará de eso. Pero este tipo de honestidad del corazón es crucial en una  relación personal auténtica con Dios. Deberíamos sospechar de las personas que  claman tener una relación íntima con Dios, pero que tienen conflictos  egocéntricos los cuales no resuelven de esta manera. ¡Sé que esto forma una  parte importante de mi trato con Dios!
        Es también a menudo útil e importante reconocer y pedir perdón por  actitudes y acciones que hieren cuando éstas han causado daño a una persona.  Esto es a menudo sanador para la relación, pero incluso más importante nos  puede liberar de las garras de estas actitudes. ¡Cristianos que maduran tienen  la humildad para pedir perdón!
        Enfócate en cómo tú amas a  los demás en vez de cómo ellos te aman a ti (3:17-18). Leer vs.17,18.  Claramente, este es el énfasis de las escrituras. La Biblia no dice “Asegúrate  que los demás te amen apropiadamente.” Dice “Ama a los demás así como te amas a  ti mismo y como yo te he amado”. No dice “Asegúrate de que los demás te traten  como en vs.17”; dice “Aprende a tratar a los demás como en vs.17.” A través de  los imperativos de relaciones en las escrituras, Dios está constantemente  cortando nuestra tendencia a echarles la culpa a los demás por nuestras vidas,  o usar su manera de tratarnos como una excusa, y reenfocar nuestra atención en  tratarlos a ellos apropiadamente.
        Esto es algo difícil de tragar porque estamos naturalmente más  sintonizados en cómo otras personas debieran tratarnos, especialmente si  creemos que nuestra seguridad, realización personal, etc. es dependiente en  cómo ellos nos tratan.  Pero este enfoque  siempre nos llevará a una mentalidad de “víctima”, el hecho que mi éxito,  seguridad, felicidad, etc. depende en cómo otras personas me tratan, lo cual es  algo sobre la cual no tengo real control. En contraste, el cristiano que madura  está crecientemente confiando en Dios para satisfacer esas necesidades, y se  concentra no en lo que no puede controlar (cómo otros lo tratan) sino que en lo  que si puede controlar (cómo trata a otros). En la medida que hacemos esto, el  Espíritu de Dios nos garantiza su paz, esperanza y gozo, incluso si las  personas no responden de igual manera.
        Practica las cualidades del  vs.17 en todas las relaciones. Nadie te puede detener en cuanto a ganar  habilidades en estas cualidades, y Dios personalmente dirigirá tu atención a  diferentes cualidades en diferentes tiempos.
        
          - “Puro”: motivado por       deseo sincero de servir a Dios y a los demás; no contaminado por agendas       egoístas.
 
          - “apacible”: relaciones       armoniosas con los demás es una prioridad alta; en contraste con       argumentativo.
 
          - “amable”: no       excesivamente riguroso; aguantador; en contraste con insistir egoístamente       en los derechos de uno.
 
          - “razonable”: dispuesto       a ser persuadido; capaz de diferir; en contraste con insistir tercamente       en tu propia manera.
 
          - “lleno de gracia y       buenos frutos”: compasión hacia aquellos que están sufriendo; incluso       cuando es debido a sus propias elecciones equivocadas, y dispuesto a hacer       algo con respecto a eso.
 
          - “sin dudar”: firme en       el compromiso en las relaciones; en contraste con renunciar cuando la       persona se pone terca.
 
          - “sin hipocresías”: no       con dos caras o lleno de pretensiones; franco/directo con respecto a       diferentes temas.
 
        
        Se  debe mirar a la gente “difícil” como oportunidades para crecer en sabiduría.  CUALIDADES: No estoy diciendo que debiéramos buscar el peor tipo de persona que  podamos y pasar la mayor parte de nuestro tiempo con ellos. Pero todos tenemos  gente en nuestras vidas (TRABAJO; FAMILIA; VECINOS; compañeros CRISTIANOS) que  nos irritan, nos fastidia, etc. La persona sabia le pregunta a Dios “¿Qué  problema de actitud que hay en mí que lo estás exponiendo a través de esta  persona?” En vez de “¿Cómo me puedo arrancar de esta persona?” Debemos desconfiar  de la posición al resolver un problema que dice: “siempre me pasa algo malo al  juntarme con las personas de ese tipo”. 
        Nota al pie
          Ver  especialmente Gálatas  5:20b,21a; 2 Corintios 12:20; 1 Timoteo 6:4-6